lunes, 24 de octubre de 2011

La Soledad No Viene Sola...

La soledad nunca viene sola. Está acompañada de tristeza y desilusión, de suspiros y desesperanza, de lástima y compasión. Es irónico, pero la soledad que debería estar sola, está más acompañada que muchos de nosotros hoy.

En cambio de eso, llega lisonjera envolviéndonos con su manto, cubriéndonos de penumbras y nublándonos la razón. Llevándose la pobre esperanza que nos queda y robándonos las pocas lágrimas que aún hay.
La soledad que debería estar sola, tendría que darme un poco de su compañía y así sentir en viva carne lo que es sentirse así, vacío, loco, acongojado y triste. Tan triste y tan solo como nunca ha podido estar ella...

Después de la alegría viene la soledad
después de la plenitud viene la soledad
después del amor viene la soledad. (M. Benedetti)

jueves, 20 de octubre de 2011

Tus Ojos...

Tus ojos, los que cautivan mi atención y se convierten en perdición.
Los que me hacen perder en lo profundo de tu ser y más alla yo puedo ver.
Los que me llevan al sueño de tenerte e inspiran en mí cada palabra de mi mente.
Los mismos que me motivan, me lanzan, me empujan, me juegan...me calman.
Los que hacen salir mi corazón del pecho, delatan mi ser y crecen mi ego.
Los mismos que alguna vez me hicieron desnudar frente a su mirada atónita y llena de deseo y me enseñaron a no vivir igual despues de eso.
Los que poco a poco se convirtieron en necesidad y adicción, en locura y suplicio, en alegría y canción.
Los mismos que me hacian temblar y al mismo tiempo olvidar.
Esos que en el pasado llenaron mi vida de ilusión y que ahora esquivos frente a mí están en busca de otro amor.

miércoles, 12 de octubre de 2011

El Amor Es Inocente


El amor no conoce de leyes ni utopías, no sabe de diferencias, de razas, edades ni clases sociales. El amor es tan puro y libre que simplemente hace lo suyo, escoge a dos personas y las une en un solo corazón. El amor es inocente, él no hace nada malo, no tiene la culpa de caer a veces en manos de personas que no lo valoran. 

No tiene prejuicios,  no escucha consejos, y es cierto, ni siquiera ve. El amor es tan fiel que permite que dos personas  caminen juntas hasta la muerte y no deja jamás que te sientas solo. El amor es un motor, es fuerza, es energía que se irradia. Nunca llega tarde ni se va antes de tiempo. No tiene color, ni forma, ni necesita espacio. 

Es simple, perfecto y necesario. No miente, no engaña a nadie,  y aún cuando nosotros dejamos de creer en él, él aún sigue creyendo en nosotros. 

Así, tan inocente, tan limpio, tan...sin prejuicios.

lunes, 10 de octubre de 2011

Codicia Y Deseo


Cuando sus ojos se cruzaron con los míos, cuando su mirada penetró mi alma y sus palabras tocaron mi ser, entonces, todo cambió. Ya no quería ver otros ojos, ni escuchar otras palabras, ya no quería sentir otras caricias, solo deseaba tenerlo a él. Su voz era tan suave y cálida como el viento en el verano y su sonrisa tan pura como la de un niño pequeño. 

Empecé a soñar con sus besos y a delirar con sus movimientos, con sus ojos puestos en mi cuerpo y llenos de placer. Me lo imaginaba extasiado, queriendo no separarse de mí jamás. Todo eso transcurría mientras él se encontraba sentado frente a mí, con su mirada siempre profunda y su sonrisa siempre perfecta. Abrazando a su esposa, jugando con su pelo ondulado y hablando de lo maravilloso que era el estar junto a ella.  Ella con su mirada perdida en las palabras de su esposo y orgullosa de todo lo que él le hacía sentir, feliz de tener a su lado el hombre de nuestros sueños. Yo, mientras tanto fingía estar interesada en una conversación que cada vez me importaba menos, asintiendo con la cabeza y deseándolo cada vez más.

Si, no puedo negar que por un momento quise ser ella, estar en su lugar, robarle su lugar. Todo aquello que alguna vez deseé se encontraba frente a mí, tan perfecto, tan prohibido, tan de ella. Por un instante me perdí de nuevo en su mirada y entendí, que ese hombre de mirada profunda y varonil, tan enamorado y entregado, algún día sería mío. No porque yo lo buscara, sino porque detrás de tantas palabras de halago hacia ella, había un hombre deseoso de estar con una mujer como yo. Me lo dijo su mirada, me lo enseñó su sonrisa, me lo dijo despues el beso que nos dimos a escondidas.